TERAPIA HOLÍSTICA

Las personas tenemos un modo habitual de "ser", de "funcionar" con nosotros mismos, con los demás y en la vida. Y al conjunto de lo que percibimos lo llamamos "yo soy". Este es el nivel consciente de nosotros mismos, y la decisión de iniciar una terapia suele estar basada en la percepción de que a este nivel algo no funciona bien, ya sea en la forma de sentir, de relacionarse, de pensar o de actuar.  

Pero, ¿por qué "soy" así?, ¿qué me ha llevado a este "funcionamiento", que además, me da problemas? Las respuestas se encuentran en el inconsciente, el nivel constituido por todos los aspectos psíquicos con los que la persona no conecta en primera instancia.

Esta íntima y directa relación entre los dos niveles es la que contempla la psicoterapia holística. Si sólo se trabaja el consciente, el efecto resulta endeble, es como construir una casa sobre arenas movedizas. En cambio, si sólo se trabaja el inconsciente, es como preparar el terreno pero no construir la casa.  Ambos aspectos son necesarios para la transformación.

Muchas personas creen que no es posible cambiar y estoy de acuerdo con ellas. Cambiar significa convertirse en otro y esto es imposible. Lo que ocurre en la terapia es una transformación. Lo que se pone en juego en el proceso terapéutico siempre "soy yo", pero este "yo" (mental, emocional, corporal) cambia de forma: se transforma. La psique logra "integrar"  los contenidos inconscientes en la personalidad, es decir, los hace emerger, para poder ser comprendidos y sanados. Este proceso de integración es el que genera la transformación, ya que la personalidad al completo se reorganiza durante el mismo.

El objetivo de la terapia a nivel Consciente es de proporcionar una base psicológica sólida e integrada para poder manejarse óptimamente en la vida y alcanzar la felicidad y plenitud personal. En un desarrollo sano, nuestra identidad se forma y se fortalece de manera natural; sin embargo, lo que suele ocurrir es que el curso normal del mismo se ve alterado por diversos factores, con lo que parte de nuestra identidad se ve dañada y distorsionada por las experiencias negativas que sufrimos a lo largo de nuestra vida, especialmente durante la infancia.

Estas alteraciones aparecen en forma de emociones, creencias y patrones de conducta negativos, tanto a nivel consciente como inconsciente, y una vez creados, persisten durante toda la vida de la persona, hasta que se realiza un trabajo terapéutico para desactivarlos. Hasta entonces, estos "programas perpetuos" continúan activos, alterando nuestra realidad mental, emocional, corporal y relacional. Muchos aspectos con los que nos identificamos al decir "yo soy así", son en realidad "programas" que no existirían en nosotros si no hubiéramos sufrido alteraciones o daños durante nuestra vida. Es decir, los consideramos partes normales de nuestra personalidad, cuando en realidad no lo son.

El trabajo terapéutico a este nivel, parte desde la toma de conciencia de estos patrones negativos y su desactivación, para a continuación incorporar herramientas para funcionar de un modo psicológicamente sano y maduro a todos los niveles, a través de un trabajo intensivo de educación corporal, emocional y mental. La terapia "rescata" la identidad original de la persona, y la hace crecer desde su base, no desde la distorsión, tal y como debería haber ocurrido en su desarrollo, y no ocurrió. Se trata de un trabajo de re-paternaje que resuelve las carencias en el desarrollo y potencia la realidad psicológica natural.

 

El Inconsciente está formado por todos los aspectos, negados, reprimidos y ocultos con los que no nos identificamos. Básicamente, y en el contexto terapéutico, en el inconsciente se alojan todas las experiencias dolorosas no integradas por la personalidad y que tienen su origen vital en la infancia (Yo Niño o Niño Interior). Normalmente, el contenido emocional de todas las experiencias infantiles que no han sido sanadas se repiten a lo largo de la vida adulta hasta que se reparan.

La inmensa mayoría de problemáticas, si no todas, tienen un origen inconsciente: las personas no pueden solucionar ciertos aspectos, no pueden cambiar o se encuentran siempre con las mismas situaciones porque hay factores inconscientes afectando el proceso. El problema con el inconsciente es que nosotros mismos hemos erigido defensas para no acceder a él, por tanto, en primera instancia, suele ser necesaria la ayuda terapéutica para acceder a las zonas que están ocultas y revelarlas para luego enseñar a la persona a interpretar sus señales. 

 

El trabajo terapéutico principal con el inconsciente es hacer emerger el contenido no integrado para poder sanarlo y así evitar que domine la vida de la persona. Es necesario recuperar las cualidades positivas perdidas y, sanar las memorias negativas infantiles o familiares a través de un trabajo de liberación de las emociones, creencias y energía bloqueadas, para poder recuperar nuestra identidad y construir a partir de ella nuestro verdadero crecimiento y madurez emocional.