
El cerebro humano consta de tres formaciones o cerebros independientes, y a esta estructura se le ha venido llamando el Cerebro Triuno. Cada uno de estos cerebros ejerce unas funciones determinadas y cada uno de ellos posee su propia inteligencia, su propia subjetividad individual y su propia memoria.
El primer cerebro es el Neocórtex, la función "Yo Pienso", la dimensión cognitiva consciente. El trabajo exclusivo a nivel de Neocórtex suele dar como resultado estas frases:
-"Sí, si la teoría me la sé...". -"Entiendo lo que me pasa, pero no cambio". Este cerebro, que es de vital importancia, nos permite crear nuestra vida de manera consciente, "ir hacia delante", pero no podremos hacerlo, a no ser que los otros dos cerebros estén también equilibrados.
El segundo cerebro es el Sistema Límbico, que se encarga de regular las emociones y todas las capacidades relacionadas con las relaciones (empatía, conductas de apego) y también guarda la memoria emocional del pasado (Función "Yo Siento"). Integrar las emociones del Cerebro Límbico es fundamental ya que son estas las que no nos permiten "ir hacia delante" en nuestra vida. Sin la integración de este cerebro, el Neocórtex no puede realizar su trabajo.
El tercer cerebro es el Cerebro Reptiliano (Función "Yo Actúo), que dispara sus reacciones en función de cómo interpreta las señales del entorno. No siente, como el Cerebro Límbico, y tampoco reflexiona, como el Neocórtex; es el responsable de la reacción inmediata. La importancia de equilibrar este cerebro viene dada porque en última instancia es el que dispara las reacciones, actitudes y comportamientos recurrentes y repetitivos, muchas veces no adecuados a los estímulos presentes en el entorno, ya que aloja patrones de respuesta arcaicos, aprendidos de situaciones pasadas y que si no se actualizan, seguirán dominando el patrón de actuación de la persona.
El Cerebro Integrado es aquel que piensa, siente y actúa de un modo coherente. Lo habitual es que encontremos contradicciones en nuestra forma de pensar, de sentir y de actuar, lo cual es resultado de un desequilibrio entre los tres cerebros. Las Técnicas de Integración Cerebral o de Neuropsicología Aplicada, están diseñadas para reintegrar y coordinar las estructuras cerebrales, y todas ellas consiguen resultados asombrosos.
Tanto la Psicoterapia Holística como la Psicoterapia Corporal trabajan la Integración Cerebral, sin embargo, utilizo además la más potente Técnica de Integración Cerebral (TIC) diseñada específicamente para este fin: SHEC (Sincronización de Hemisferios Cerebrales).